Un sólo ser, un sólo camino con nombre de Amor


"Aun en los más desolados y opresores momentos, nunca estamos solos"

Desde niña, mi madre siempre me contaba historias de un hombre inmensamente bueno y misericordioso, que cuidaba a todos los niños de día y de noche, que nunca los dejaba solos y que compartía con ellos sus llantos, sus alegrías, los cumpleaños, los paseos, los sueños, los juegos ...todo, que siempre fuéramos donde fuéramos, aquel hombre nunca nos soltaba la mano y que siempre caminada con nosotros.

Viendo sus imágenes, aun al ser pequeña, sentía una sensación tan plena, que todavía recuerdo y que en esos momentos, no podía explicar.
Iba corriendo a contarle a mi mamá y ella me decía que era ese Señor que me estaba abrazando y sonriendo, pero que yo no lo podía ver, sólo sentir.
Y yo no entendía , cómo un señor tan bueno y tan bonito no se dejaba ver, acaso era un fantasma?

Mi madre reía, y sabiamente para que yo lo entendiera, me decía con una voz muy dulce:-“ hija, ese "señor "está en todas partes , pero cuando crezcas y seas más grande lo vas a poder ver, pero para que te quedes tranquila te voy a contar un secreto que me contó Él, un día...

Y yo llena de curiosidad, típico de niña, le dije:- mamita!! mamita!! dímelo!! , dímelo!!, yo no se lo cuento a nadie , sólo a mis muñecas, ya?

Mi madre mirándome con una sonrisa y acomodándose en su silla, me contó muy despacito para que nadie oyera: -“mi niña, ese señor vive dentro de cada uno de nosotros, él tiene su casita , dentro de nuestro corazón, del tuyo, del mío, de todos los niños y de todos los grandes, por eso lo sentimos, pero no lo podemos ver”

Enseguida al terminar de escuchar a mi mamá contarme ese secreto, me largué a reír diciéndole inocentemente que no le creía, qué como iba a tener su casa dentro de mi corazón, si las casas son muy grandes, no cabría !!

Pero mi madre con esa paciencia y dulzura que siempre la caracterizó, me explicó diciéndome: -“ Susy, hijita mía, aunque no lo creas es así, lo que pasa que para entrar a vivir en el corazón de los niños, construye una casa pequeñita, casi como un duendecillo y en los adultos como tu papá y yo y toda la gente mayor, la hace un poco más grande”

Yo la miré tan contenta y con tanta fascinación, que le di un beso tan grande y corrí y corrí por toda la casa , riéndome y tocando mi corazón.

Desde ese momento cada noche, en que me iba a dormir, después de la canción que mamá me cantaba y del beso que dulcemente me daba , con la inocencia tan normal de una pequeña, rezaba tocando mi corazón y diciendo calladita :-“ Señor bueno ,tú que vives dentro de mi corazón, nunca te salgas aunque me caiga, aunque me enoje , aunque me pelee con mi hermano, aunque tenga pena, aunque no quiera jugar, aunque no quiera ir al colegio, aunque no me guste la comida que preparó mamá, y mucho menos cuando me coloque una vacuna, porque siento que eres mi amigo aunque no te vea , ese amigo imaginario que todos los niños tenemos, pero que es un super y buen amigo y nunca pelea.
Quiero que nunca me dejes sola y siempre después de mamá , me des el besito de las buenas noches,amén...

Y ahora al haber dejado esa niñez atrás y convertirme en mujer , cada vez que recuerdo esos momentos me emociono y siento lo mismo. Esa alegría tan grande que me embargaba y que con los años tal como mi mamá me decía, lo he ido viendo y he ido comprendiendo que ÉL está no sólo dentro de nuestro corazón, sino en todo lo que vemos.

En cada rincón de la naturaleza; en una flor poniéndose su traje de gala para embellecer la pradera; en el sol y la luna que juegan al pillarse todos los días con sus juegos de salir y esconderse; en las estrellas que se encienden como luciérnagas cada noche.

En la abeja obrera que busca su miel para su reina ; en el oleaje continuo del mar que nos relaja con sólo escucharlo; en los ríos con su cantar incesante felices de llegar al mar; en las aves que vuelan libres hacia sus nidos; en las montañas pintadas de blanco; en los árboles que nos regalan su sombra; en el susurro del viento que nos llena de sonidos; en las gotas de lluvia que se derraman cuando están alegres.

En los que sufren; en el desvalido; en el pobre; en el que está solo; en el que todos desprecian; en los niños y ancianos abandonados; en los enfermos...ahí está Él , todos los días de nuestra vida, esperando que nuestro corazón nos mueva para ayudar y para devolver con nuestras obras , todo lo que nos ha regalado con su inmenso amor.

Cómo no vamos a amar y a creer en un hombre así, tan lleno de amor desmedido para cada uno de nosotros, sin discriminaciones?

Cómo no vamos a darle gracias por acompañarnos, cuando más lo necesitamos y cuando nos acurruca en su manto para consolarnos?

Cómo no vamos a creer el Él, si nos dio la vida, una familia, la libertad de vivir en un mundo sólo para nosotros y que tantas veces no cuidamos?

Que nos dio la libertad se seguirlo o quedarnos; de creer o no...de encontrar la paz.

Que nos dio un alma donde la hizo su morada , pero que por nuestros egoísmos o confusiones, muchas veces no la logramos ver.

Cómo no vamos a creer en ese hombre humilde que dio todo por nosotros, que entregó su vida , para que algún día alcancemos su camino, pero por sobre todo por entregarnos tanto y enseñarnos... lo que es el Amor?

Que algún día todas las almas, todos los credos , todas las razas, todas las naciones, vuelquen sus miradas hacia lo más grandioso, hacia lo más omnipotente, hacia esa energía infinita que nos alimenta y nos da fuerza para levantarnos cada día; hacia ese ser que todo lo puede y que nada se le es negado, a ese hombre llamado Dios!

(La historia es verídica, es mi historia de pequeña que quise compartir con Uds.)

Acá les dejo una canción hermosísima, como un regalo de esperanza , de confirmación y de fe en su grandeza al que la quiera escuchar, sin importar su credo...sólo acá, importa el alma.

Cómo no creer en Dios - Wilkins






Fotografía gentileza de mi querido amigo Oscar : http://rocaseneltiempo.blogspot.com/
Un hermoso lugar para acercarnos al cielo.

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