Entrelazados


“Tu presencia me embriaga , en esta noche de sueños"

En la tibieza de este lecho, en donde la oscuridad se hace cómplice, nos susurramos las promesas que el tiempo tatuó.

Cerramos nuestros ojos, disfrutando el silencio...solamente dormir.

Sólo necesitamos de nuestras sábanas y de nuestros sueños; de nuestra piel y de nuestro calor.

Encantados estamos el uno con el otro, enredando tu aliento en mi pelo, ensalzando mis sueños en tu pecho, olvidándonos de todo y elevando nuestras almas al conjuro más puro e infinito que nos otorga la noche.

Nos dejamos llevar por el ritmo de nuestros corazones , que agitan su andar al sabernos tan conjugados...tan entrelazados.

Nuestra sangre se apacigua con el hecho de mentirnos de que sólo viajaremos al valle de los sueños, en donde nos tomaremos de las manos para recorrer juntos todos los paraísos que se nos revelen.

El placer que me brinda sentir que en las sombras estás a mi lado, empezando a recorrer el dulce camino , que nos conduce al encuentro con nuestros instintos.

Alargar mis manos y darme cuenta que estás ahí para abrazarte y acurrucarte a mi pecho desnudo, a mi esencia tan pura de Eva, y que solamente las paredes de nuestra habitación , nos observarán mudas, dejando atrapadas en ellas, los sueños, los sudores, los suspiros , los olores de nuestro viaje de sombras.

Ven amor, no dudes, no te niegues a inaugurar el sendero de nuestros sueños, en donde descubrirás como un torbellino de imágenes , nos brindará, todo lo que no nos habíamos otorgado.
No te muevas, respira suave, cierra tus ojos insinuantes y entrégamelos.

Deja acariciarlos como al algodón con mis manos y déjate llevar por la maestría que de ellas emana.

Conducirte al más allá , a otros mundos de inimaginables formas, en donde ni los confines conocen su consumación.

Acomodar mi piel tibia rozando la tuya y envolverte en ella, para que no queden pliegues sin bautizar con nuestras caricias aletargadas.

Revestirte en mis brazos como la espuma del mar, que atrapa cada caracola al ir y venir en la arena, para que sientas mi piel como agua fresca y te nutras con la sal de su esencia.

Dejaré la ventana semiabierta por si el rocío envuelto en los aires lozanos del amanecer, quiera deleitarnos humedeciendo levemente nuestros cálidos cuerpos, recordándonos que el día ya aparece.

Otórgame la exquisita sensación de observar tu rostro de ternura, y de darte un beso en la frente mientras aún duermes, porque no quiero interrumpir tu viaje todavía, porque es la ocasión más placentera de mi despertar contigo.

Suspira despacio en mi oído para que pueda llegar a sentir la placidez que te otorga el momento.

No deseo ausentarme, estoy disfrutándote, estás disfrutándome, estamos danzando en el mar de nuestros vestigios; estamos entrelazados con nuestros espíritus.

Ya la noche se ha ido con la magia hecha piel, esa piel hechicera que nos dejó ser sus cautivos entre latidos y sudores.

Mi cuerpo está desmayado de amor junto al tuyo; no quiere partir, rogándome que detenga al sol, pero no me hizo caso, nos abrazó y nos brindó sus rayos como palomas mensajeras de un nuevo comienzo.

Nuestros rostros se iluminan contemplándonos ; nuestros labios se convierten en rojas cerezas entregándonos el embriagador licor, fruto de los viñedos de nuestros besos.
Y el reflejo de dos siluetas en la pared, nos revelan las pruebas de lo vivido, tanto como tu presencia me ruega con extrema delicadeza otra vez, que nos alberguemos en un nuevo éxodo, para perdernos en los horizontes del placer de volver a sentirnos entrelazados.

Agualuna

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