“Esos minúsculos, silenciosos, duendes luminosos que inmortalizan la felicidad”
Existir en minutos de luz incomparables,
es sentir espasmos de dicha indescriptibles.
Anhelos que vibran sin duda deseables,
que se perpetúan sólidos e inalterables.
Crean su nido en mi alma y en mi pecho,
estos recuerdos como trozos de memoria.
Circunstancias de mis empíricas historias,
que compiten con mi tiempo y mi intelecto.
Se mantienen ¡oh! divinos a mi lado insistentes,
que no vuelan ni un segundo al ser tan obstinados.
Lo magnífico de lo vivido nunca será pretérito,
de mis locuras y travesuras tan latentes.
Dicha de mar, sin estratos carbonizados en el cielo,
instantes de luz, de mi sol que se duerme en el Oriente.
Dan origen a la seda de esa tez que seduce mis deseos,
de jugar y brindarle lo que siento.
¡Qué dichosa de emociones me he quedado!
Al sentir en carne viva el amor que me eleva.
Cristalizan y prolongan lo que entrego,
en estos minutos de luz inmortales.
Y me duermo recostada sobre ellos,
para que la alborada con sus gotas de cielo,
me despierte a su lado...
Agualuna
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